Guli presenta su nuevo disco “Creo que necesito ir a dar una vuelta”

Guli, nombre del proyecto solista del músico y productor Agustín Bucich, estrena su sexto disco de estudio y lo hace con un título que abre muchos caminos. “Creo que necesito ir a dar una vuelta” representa un momento de inflexión en su carrera. Por su trabajo junto a artistas como Ca7riel, Juan Ingaramo, Abril Olivera, Goyo Degano o Melanie Williams, se ha ganado el título de productor de culto dentro del nuevo indie argentino. El viaje continúa el próximo jueves 22 de agosto donde presenta su disco en vivo y con nueva banda en el CC Richards. Tickets en este link

Después de alejarse de los escenarios por algunos años, Guli consiguió reconectarse con su búsqueda artística. En esta nueva etapa, el compositor vuelve a dar las cartas y cambia de piel. El resultado es una producción discográfica de 17 canciones que recorren diferentes texturas y logran presentarlo como un artista fundamental de la escena alternativa.



Con la participación de reconocidos músicos como Fonso y Fermin, “Creo que necesito ir a dar una vuelta” es la obra más personal del artista hasta la fecha. Lejos de la metáfora vacía, Guli compone a partir de temas como la depresión, la falta de motivación, la ira, el insomnio, la desconexión entre tantas pantallas y la búsqueda de algo en que creer.

Los temas que comprenden el LP alternan paisajes donde habitar. Lo aguerrido de las guitarras aparece frente a la honestidad a corazón abierto de canciones como “Medicamentos”, donde el artista decide ahondar sobre la salud mental. En el proceso creativo que implicó la composición de este disco, Guli también regala alivio en su lírica, busca contener y acercar refugio para quien escuche. En un mundo cargado de mensajes codificados, él propone claridad.



El título del disco es más que simbólico: a veces estamos encerrados dentro de nosotros mismos, Guli sale al exterior mientras le da la vuelta a las preguntas necesarias para renovar el espíritu. Para abrir el juego, el álbum tuvo dos adelantos. En “Aire”, Guli expresa la dificultad para respirar en la ciudad, una sensación que por momentos puede llegar a asfixiarnos. Con una marcada cuota de pop punk, el artista intenta compensar el tedio alejándose de lo conocido. Con “Sacrificio”, opta por una canción en plan slacker rock/power pop, donde describe las frustraciones que suceden al llevar adelante un proyecto artístico, aunque lejos de sonar desesperanzador, Guli aporta reflexiones. Ese mismo sacrificio es parte de la vida, y esta canción condensa lo bello y pesado que puede ser a la vez animarse a buscarlo.

En su sexto álbum, Guli abraza las guitarras para explorar el rock alternativo y cierra el círculo: entiende que a veces es necesario volver al origen para encontrar respuestas. El disco ofrece una combinación ideal de sordidez, melodías ásperas y letras cargadas de luz.


Es ese contraste el que vuelve tan atractivo su nuevo trabajo. Los animales elegidos para la portada de “Creo que necesito ir a dar una vuelta” reflejan la dualidad del espíritu del presente. Una tortuga como símbolo de lo interno, nuestro costado más reflexivo, que mira hacia adentro, luego el pájaro, aquel que se anima a enfrentarse con el mundo, saliendo a volar con el ritmo del impulso. Ambos tonos son interpretados como el contraste de los días presentes, de cómo aquello que nos hace sentir vivos implica siempre una parte de sacrificio. Placer y sacrificio son las dos vertientes por las que Guli se mueve.

Desde 2016, Guli produce sus propios temas en su estudio, La Alfombra Mágica. Sin encasillarse en ningún estilo, sus álbumes siempre consiguen una impronta novedosa, lo que lo llevó a ser considerado referente para muchos artistas de la escena local argentina.

Los géneros que indaga funcionan como una paleta donde combina sin prejuicios: en “Hanganga” y “Waiata” (2016/2017) explora el ruido de cinta abierta, la psicodelia y el groove, en “Yate” (2019) juega a ser una estrella pop de fines de los 70s, en “S.N.E.S.” (2020) prueba garage rock mientras se sumerge en una misteriosa consola de videojuegos de fantasía, y en “Como si no hubiera mañana” experimenta con el pop cristalino.

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