Después de haber agotado dos estadios Luna Park en tiempo récord el pasado junio con la presentación en vivo de Por Cesárea, el artista argentino redobla la apuesta y lleva su obra de terror psicológico al inmenso Movistar Arena agotando dos fechas en minutos.
Tras haber lanzado su segundo disco de estudio, Dillom se posiciona como uno de los talentos más influyentes de la escena musical actual y alcanza rápidamente reconocimiento internacional batiendo récords a nivel mundial. Por Cesárea debutó TOP 9 GLOBAL y TOP 3 NACIONAL en Spotify en su primera semana. Estos logros son aún más impresionantes considerando que Dillom es un artista independiente.
Su obra de larga duración cruza los límites de la música, explora la profunda construcción del relato visual y se convierte en statement. Más allá de un disco, Por Cesárea es una experiencia inmersiva que ha causado un fuerte impacto en esta generación.]
Se apagan las luces del Movistar Arena, el escenario está cubierto por una tela blanca, se escucha un grupo de instrumentos de cuerda mientras un corazón inmenso suspendido en altura comienza a latir, advirtiendo que el show está a punto de comenzar. La expectativa del público es total y se mezcla con la emoción colectiva de lo que está por venir.
Visuales analógicas se proyectan en el telón. Estamos dentro de la cabeza del personaje, solo hay que vivirlo para creerlo. Los latidos del corazón se escuchan, la respiración profunda se siente, la intensidad de “(Irreversible)” genera tensión, advierte que ya no hay vuelta atrás, que la obra performática de Dillom se adueñó de Movistar para convertirlo en su locación y desplegar la trama en tiempo real.
Suenan las primeras notas de “Coyote” y el telón cae descubriendo a la banda. Dillom entra a escena. Entre el humo blanco suena la melodía de “PISO 13” y el público entona con fuerza la letra de esta canción de su álbum debut POST MORTEM.
“Buenas noches Movistar”, saluda el artista al público que enloquece. Suena “MICK JAGGER” de su Ep AD HONOREM, VOL 1 que se engancha con “PELOTUDA”, una de las canciones que rememora los inicios de un Dillom que desde el principio ya proponía un concepto fuera de todo lo esperado. Para el final de la canción, el personaje se arrastra por el piso del escenario. El tiempo de la música se ralentiza y se cierra lentamente el telón.
Ya en el segundo capítulo de la obra, se escuchan las cuerdas del Cuarteto Divergente, presente en el escenario, y se abre el telón con el inicio de “La novia de mi amigo” de Por Cesárea. El personaje ingresa sosteniendo un ramo de globos, detrás suyo viene Juan Lopéz que entra a escena y entona “Me está volviendo loco, me está volviendo loco”, mientras Dillom se dirige hacia una silla que se eleva mientras los globos explotan uno a uno al compás de la música.
Habiendo transcurrido 6 canciones, 6 momentos del relato, suena “LA PRIMERA”, y las visuales, junto con la luz, crean unas delicadas partículas en el aire. Termina la melodía, suena el latido del corazón, desaparece la banda y entra un delicado y atrapante Broke Carrey para entonar “(Mentiras Piadosas)”. Al terminar esta canción, se escucha la poderosa voz de Maria E. Walsh que da pie a uno de los momentos más esperados e hipnotizantes de la noche: Lali y Dillom se suben al escenario para “La Carie”. Ambos
personajes se elevan sobre el piso y se enfoca la atención del público que se contiene y se desata con “RILI RILI”. Todos saltan.
Se focaliza la luz sobre el escenario y aparece la presencia de Calamaro para cantar “Mi peor enemigo”, sin duda un hit del más reciente disco de Dillom. Las cuerdas del Cuarteto Divergente acompañan la musicalización en vivo de este momento como lo hace el público que canta con fuerza el estribillo. “La vida pasa rápido, rápido” dice Calamaro mientras el tema va llegando a su fin. Sigue “Buenos Tiempos” y el pogo explota para ya extenderse con la aparición de K4 con su característica performance para cantar “Latas” y revivir un momento entre los artistas que ya se convirtió en clásico: cierran con un beso tendidos en el piso. Sigue “OLA DE SUICIDIOS” que trae la cuota punk de la mano del solo de guitarra de Dolzani y el Gringo junto a Dillom.
De las guitarras rockeras hay un tránsito inesperado a un solo de guitarra acústica para recibir a Wos sobre escenario e interpretar junto a Dillom “CABEZAS CROMADAS”. La sorpresa del público es total y se despliega la emoción en sus rostros. El ímpetu eufórico se sostiene con “REALITY” y “OVARIO”, para el cuál aparece ill quentin sobre escenario.
Arde el fuego en las visuales y suena “SIDE”, luego aparece una neblina que enfatiza la densidad que trae “POST MORTEM”. Durante estos 19 temas, el público vive en primera persona el descenso a la locura del personaje. Llega “Muñecas”, una de las canciones más esperadas por la gente y de repente, Dillom aparece con la máscara que define a Por Cesárea, lentamente se viste de mujer, y termina por clavarse un cuchillo en el medio del pecho, cayendo al piso, y desangrándose lentamente.
El cuerpo yace inerte sobre el escenario, ingresan dos personas que lo arrastran y se lo llevan. El corazón suspendido en el techo permanece envuelto en humo.
Aparece Jonas, hermanito menor de Dylan, que interpreta a la niñez del personaje. Lleva consigo un oso de peluche y se sienta sobre un sillón para empezar a enunciar “Últimamente”. Dillom agarra la guitarra, el grupo de cuerdas tras suyo se pone de pie e interpretan “Cirugía”, ya un himno de este nuevo álbum.
Se empieza a desplegar el bloque final del show, Dylan presenta a la banda y anuncia que va a cantar su canción favorita, “220”. El estadio entero se ilumina con las luces de los celulares que enciende el público. Luego llegan las últimas 3 canciones: “Ciudad de la paz”, “AMIGOS NUEVOS” y termina con la melodía melancólica de “Reiki y yoga”
Con dos Movistar Arena explotados y con dos funciones de su obra de terror psicológica sold out, Dillom marca un precedente histórico para la música de su generación y reafirma que hay mucho más por venir.