La productora visual se fusionó al dúo musical y juntos ofrecieron una cita cargada de emociones y baile. Una incipiente e inmersiva experiencia sensorial a lleno total.
Los chicos de Cania logran que no haya nada que envidiarles a las visuales de los grandes eventos mundiales. Desde su aparición a comienzos de la década actual, estos jóvenes porteños sacudieron la escena electrónica vernácula con personajes exóticos que ya viven en la memoria colectiva de miles de clubbers. El contundente éxito de la propuesta radica en la capacidad de hacer bailar a reiteradas multitudes bajo una hipnosis salida de gigantescas pantallas. Tras un fugaz paso por el under de la Capital Federal, el trío se consolidó dentro del main stream a fuerza de presentaciones multisensoriales, siendo contratados para animar sendas fiestas de Djs como John Digweed, Guy J, Kolombo, Inellea y Loco Dice, entre otros.
El último sábado Cania dio un nuevo paso en su carrera, ofreciendo un peculiar show en ArtLab asociados junto a los Transformation, duo de Djs oriundos de La Plata creadores de perfectas atmosferas progresivas hechas específicamente para mover el cuerpo. Al emocionante proyecto lo llamaron OMEN, con una fuerte significancia vinculada a la profecía y aquello que ya se encuentra escrito. En el moderno recinto de Colegiales se dieron cita decenas de interesados en experimentar una intensa excursión por los recovecos de la mente, llevados de la mano de visuales impactantes y actuaciones en vivo. Clehof y Owners of time fueron los encargados de abrir y calentar la pista, en un ambiente cordial y de buena energía.
Para las 2:30 de la mañana, lo tan esperado. Cania pisó el acelerador y profundizó la intensidad de su arte sobre las pantallas, al ritmo de las introspectivas melodías de Transformation. Eso que buscaron ofrendar se plasmó con claridad. El relato óptico combinó vuelos fugaces sobre una gran ciudad, sincronizados bailes de un calvo ser futurista y galaxias atravesadas a toda velocidad. Para el final, una de las estrellas de la productora: Inframunda, en versión real y sintética. Una esbelta y demoníaca mujer bailando detrás de las bandejas que luego se fusionó en su versión digital amplificada, de frente a una muchedumbre extasiada. El broche de oro de otra noche fuera de lo común en la mágica ciudad de Buenos Aires.