Antonio Llambías presenta su nueva silla Quilla Cantilever de Valuarte

“Una silla no es solo una silla”, afirma  Antonio Llambías

Al diseñador industrial argentino -seleccionado en Design Week México 2025- le llevó cuatro años concebir el diseño de su nueva silla Quilla Cantilever, que presentó durante el primer Conversatorio de Valuarte, en un open studio day de gran convocatoria.

Antes de presentarse en Design Week México 2025, Antonio Llambías estrenó un nuevo producto en Buenos Aires. Lo hizo en el marco del primer Conversatorio de Valuarte, en una jornada abierta de su estudio de Recoleta que vibró a sala llena. Durante el concurrido vernissage, el público pudo conocer el último diseño del diseñador industrial y escuchar de su propia voz el proceso creativo que durante cuatro años lo llevó a desarrollar la silla Quilla Cantilever. 

“Una silla no es solo una silla. Va más adentro”dispara Antonio. La silla es el sueño más grande de un diseñador, es lo más complejo para mí. Tiene que cumplir diversas condiciones. Debe ser liviana pero capaz de soportar muchas veces su propio peso. Tiene que decir algo. Tiene que ser cómoda. Y estética. Son muchas constantes que complejizan el trabajo de su diseño”, explicó. Y eso no es todo, además, tiene que contar algo: “Un objeto no nace de la función sino de su alma, que es más artística”, observó Antonio.

“Además de la usabilidad, que por supuesto la tiene la silla, no la diseñé con ese objetivo. La pensé como una pieza sola que me gusta, que luego por supuesto será integrada a un estilismo interiorismo, pero si yo la concibo para encajar me limito”, profundizó.

Para Antonio, cuando hablas de ser funcional, también estás contemplando lo estético, es inseparable y es lo que “le hará bien a un  lugar”. Así, en diálogo con la arquitecta y ambientadora Sofía Rizzo, conversó sobre la relación de una pieza mobiliaria con el interiorismo: “Muchas veces, los clientes de Valuarte me solicitan una silla o mueble de un color o terminación especial y al verla integrada al ambiente me asombra el caracter camaleónico y eso es lo que más me apasiona de mi trabajo, verlo tan diferente”. Pero con su esencia intacta: Su particularidad es el diseño facetado, que cuestiona el empleo de superficies curvas para generar confort. Logra el desafío con un respaldo dividido en dos respaldos individuales, que liberan la presión de la zona vertebral y permiten que el cuerpo se entregue a la estructura.

El estreno de la silla de comedor

En estos cuatro años de Valuarte, Antonio no había desarrollado una silla de comedor: “Me parecía que siempre le faltaba algo. Ahora sí llegué a un modelo que representa de manera fiel lo que es el estudio. A la semántica de nuestra silla de lectura le sume flexibilidad y altura”. Las patas son cantilever con caños basculantes. Lo mismo para el respaldo, para darle más movimiento y para que pueda acompañarlo.

Quilla es flotar sin perder firmeza. “En una silla, ¿qué buscás…movimiento o contención? ¿Querés que sea estática o dinámica? En definitiva, me pregunto qué quiero lograr con mi diseño”, cuestionó Antonio. Así, cada cosa que imagina y que elabora tiene la singularidad de su pensamiento, con la mirada disruptiva que busca al concebir sus muebles. “Para mi, visualmente, cada pieza tiene que ser interesante, tiene que proponer algo, sostiene el diseñador industrial próximo a viajar a México, seleccionado para participar en la décima edición de Inédito, la reconocida exposición que se celebra en octubre en Ciudad de México con creaciones únicas. Todo sucederá en el marco de Design Week México 2025,  en Espacio CDMX Arquitectura y Diseño, en los bosques de Chapultepec.

“No me imaginé que iba a tardar cuatro años en lograrla. Le saqué la tensión a la columna vertebral, hice millones de pruebas. El primer boceto fue en 2019, cuando estaba investigando nuestra serie de acero. Luego me di cuenta de que necesitaba materiales distintos, así que probé la madera y el caño, porque la exploración ya estaba en la manera de sentarse”, revive sobre la silla Quilla Cantilever. Hoy es una realidad. Aunque para Antonio puede que una obra nunca esté terminada: “Ahora estoy conforme, pero el año que viene seguramente querré cambiar algo. Siempre habrá un detalle estético, funcional o de proveedor que invite a rediseñar. Lo más lindo, igualmente, es poner la firma y dejar que la pieza hable por sí sola”. Work in progress

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