Muchas veces escuchamos hablar sobre casualidades, o sobre situaciones feas que vivimos y de las que nos lamentamos, y nos preguntamos “Por qué a mí?”. Otras veces nos alegramos al convencernos de que finalmente encontramos al amor de nuestras vidas, o tal vez a un amigo del alma, y nos preguntamos “Por qué no lo conocí antes??!”
“Y si en lugar de haber ido a tal lado hubiese ido a tal otro?”, “Ya soy grande para eso”, “Me lamenta mucho el final de la relación, eso no es #loqueva” En fin, expresiones, preguntas, afirmaciones que sólo generan incertidumbre, frustración, bronca, tristeza, lamentos varios. Para qué? Para qué amargarte la vida al pedo? Todos esos cuestionamientos parecerían tener explicación (y ojalá podamos erradicar esos malos pensamientos) con estas cuatro leyes que se enseñan en la India. Todo es “causal”, nada es “casual”. Todo lo que llega a nuestras vidas, cada situación por la que atravesamos, es por algo, por algún motivo.
La primera dice “La persona que llega es la persona correcta“, es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.
La segunda ley dice “lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”. Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el: “si hubiera hecho tal cosa…hubiera sucedido tal otra…”. No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.
La tercera dice: “En cualquier momento que comience es el momento correcto”. Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.
Y la cuarta y última: “Cuando algo termina, termina“. Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia.
Tal vez no sea casual que estés leyendo esto. Si este texto llegó a nuestras vidas hoy; es porque estamos preparados para entender que ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado.