Cuando en el “about” de la web de un artista nos encontramos con la frase “El tiempo no espera a nadie” ya sabemos que se trata de un apasionado por lo que hace.
Su nombre es Douglas Hoekzema, aunque se lo conoce como Hoxxoh. Desde adolescente está obsesionado con mostrar a la gente, mediante su arte, una manera diferente de ver el tiempo. Más que intentar controlarlo, Douglas cree que el mundo debería dejar que el curso predeterminado del tiempo tome el control, y es así que en los muros de Miami, donde reside y trabaja, explora con estas pinturas caleidoscópicas una dimensión filosófica del tiempo.
Anillos continuos de distintos colores que hacen las veces de portal hipnótico que por momentos, parece absorbernos.
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