El genial invento se llama SkunkLock y fue dado a conocer a través de la plataforma de crowdfunding Indiegogo –en la que ya han recaudado casi 35.000 euros, por lo que consiguieron prácticamente doblar la financiación que necesitaba para ponerse en marcha– y se puede conseguir a partir de 109 dólares (unos 1630 pesos, según el cambio del día).
A sus creadores Daniel Idzkowski y Yves Perrenoud, oriundos de San Francisco, se les ocurrió crear este candado después de que a ellos mismos y a sus amigos les hubieran robado sus bicicletas en varias ocasiones.
El novedoso candado está fabricado en acero y fibra de carbono y desprende gases que provocan náuseas cuando alguien intenta romperlo. El olor nauseabundo se libera cuando el ladrón ya cortó aproximadamente un 30% de su estructura y el 99% de las personas que se expusieron a una distancia de 60 centímetros del candado sintieron náuseas.
Los inventores afirman que podrán realizar los envíos de este candado a partir de junio de 2017, aunque depende de la legislación de cada país, ya que en algunos se prohíbe el envío de productos que contengan capsaicina.