Hace unas semanas les mostramos la sorprendente instalación del artista italiano Lorenzo Quinn en la Bienal de Arte de Venecia, adonde colocó dos manos gigantes sosteniendo el tradicional Hotel Ca ‘Sagredo, reflejando el peligro que genera el calentamiento global.
Ahora, el artista húngaro Otto Vincze, colocó enormes bolas de billar, que se mueven suavemente con el movimiento del agua y siguen las ondulaciones de los barcos que pasan. El grupo de boyas tuneadas se complementa con dos bolas blancas en las que se muestra el icónico león de Venecia y la cruz patriarcal anclada de Szentendre, Hungría, reflejando la conexión en la historia de estas dos ciudades, el comercio marítimo y el rico legado cultural que floreció a partir de esta actividad. Un vínculo del pasado, que exige se mantenga con calidad en el presente, y esta instalación es un buen recordatorio.