Por única vez, después de 12 años CHER reabrió las puertas del mítico restaurante Bajo el Alma con una comida y fiesta acompañada por los vinos y espumantes de Alta Gama de Bodega Norton
La esquina de la plaza de José Ignacio brilló: el inolvidable Bajo el alma reabrió para CHER con una comida que derivó en fiesta para 200 amigos. El evento marcó el inicio de la temporada de verano 2018 en Punta del Este, en el cual además se presentaron el nuevo vino de Alta Gama, Lote Negro, y los espumantes Premium Cosecha Especial de Bodega Norton.
–
Por iniciativa de María Cher, los dueños de Casa Martín Pittaluga y Paula Martini fueron los anfitriones de lujo de esta noche impactante que nadie va a olvidar. El clásico menú de tapas de mar estuvo a cargo del chef original del restaurant, Gastón Yelicich, que volvió a seducir como supo hacerlo durante los veranos que todos añoran acompañado por los vinos y espumantes de la línea de alta gama de Bodega Norton.
Su línea premium Signature Winemaking, refleja el compromiso por la calidad y la pasión para lograr productos sorprendentes, y es por eso que los vinos elegidos para la noche fueron Lote Negro -un blend de Malbec y Cabernet Franc que refleja la máxima expresión del Valle de Uco- y los espumantes Cosecha Especial en sus variedades Extra Brut, Brut Natur y Brut Rose dieron el mayor presente para acompañar el baile. También se presentó en forma exclusiva antes de su lanzamiento en Estados Unidos en febrero de 2018 el Sauvignon Blanc 2017, Limited Edition, diseñado por el reconocido artista brasilero Romero Brito. Cada uno de ellos acompañaron la entrada de salmón curado con naranja, palta, echalote, alcaparras fritas y coalhada frita, los platos principales para compartir como la lasagna de espinacas, berenjenas y zapallo, y el risotto de calabaza, aceite de tomillo y limón, y almendras tostadas y farofa de pan, y dos postres: mousse de chocolate elenota y duraznos con mascarpone.
Hasta las 3 am la música a cargo de Cata Spinetta animó a los invitados a bailar bajo las estrellas. Minutos después, las luces se apagaron dejando para siempre el recuerdo de una auténtica celebración que trajo de vuelta -aunque sea por una única noche- a uno de los espacios gastronómicos que marcaron la historia de José Ignacio.