Realizar una dieta balanceada, sumando una rutina de ejercicio y hábitos saludables más un poco de autorreflexión puede ayudar a mantener en un nivel moderado los efectos negativos del estrés.
Desde la web pijama surf proponen 10 puntos que pueden servir de guía en momentos estresantes:
Un viejo proverbio dice que el secreto de la riqueza es apreciar la porción que tenemos delante. No se trata de ser mediocres ni conformistas, sino de cultivar el agradecimiento como llave para habitar el presente. El agradecimiento, además, mejora el ánimo y reduce 23% la concentración de cortisona en la sangre.
No te obsesiones con el “hubiera”
El “hubiera” es la llave de toda ficción creativa, pero también es el disparador del estrés y la preocupación: lo que le estás diciendo realmente a tu cerebro con estas preguntas es que debe volver en el tiempo y tomar otras decisiones. Esto es imposible, pero es tu cerebro, así que tratará de hacerlo. El resultado es vivir en un lugar (imaginario) donde la posibilidad de actuar quedó cancelada.
Mantené una actitud positiva
Sabemos que el optimismo te da urticaria, pero existe una razón por la que funciona: introducir pensamientos positivos dentro de un mar caótico de hipótesis ayuda a ordenar el deseo y la ansiedad. Es como darle un respiro a tu cerebro seleccionando conscientemente pensamientos libres de estrés: la idea es reenfocar tu atención en lo importante. Si te es difícil invocar actitudes positivas, simplemente piensa en un momento donde te hayas sentido bien o hayas sido feliz en el pasado.
Desconectate
Estar conectado día y noche al celular y las pantallas es absolutamente desgastante: asegúrate de poder desconectarte durante un buen periodo de tiempo, de manera que tu cuerpo pueda experimentar una distancia real con el estado de estrés. Sabemos que tu trabajo es indispensable e importante y que estás ocupadísimo(a) 24/7, pero si no te desconectas de vez en cuando tu cuerpo lo resentirá. Recuerda que los dispositivos electrónicos son herramientas que ayudan a nuestras mentes a trabajar: nuestras mentes no son extensiones de dichos dispositivos. Busca la forma de mantenerte humano.
Limita tu consumo de cafeína
Aunque un delicioso café tiene antioxidantes y puede disparar benéfica adrenalina, un exceso de esta sustancia puede hiper excitarte e instalarte en un estado de estrés continuo. Lo bueno del café es que te permite entrar en este estado de alerta necesaria para responder a muchas cosas en muy poco tiempo (por eso es preferible tomarlo por la mañana), pero necesitas darle tiempo a tu cuerpo para que lo procese y lo deseche.
Dormí
No solemos prestar mucha atención a este punto: pensamos en el dormir como si fuera una parte de la vida que se realiza automáticamente, pero en realidad pasamos 1/3 de nuestra vida durmiendo en condiciones poco satisfactorias. La falta de sueño aumenta el estrés porque tu cabeza compensa el descanso con cortisona y adrenalina: tu cerebro cree que no duermes porque estás —por ejemplo— escapando de un depredador o cuidando a tus crías durante una helada. Lo más probable es que estés procrastinando en Facebook o Instagram antes de un examen, así que cerrá todo y dale a tu cuerpo algo de descanso.
No te recrimines
¿Recordás esa voz que aparece en tu mente cuando te vas a dormir, cuando vas manejando tu auto o en el bondi? ¿Esa voz que te recrimina por todo lo que no hiciste, o hiciste mal, o no hiciste a la perfección? Bueno: esa voz también es fuente de estrés, y el hecho de que no “exista” no la hace menos real. Se trata de un censor interno que forma parte del super yo y es necesario para enfrentar dilemas morales; pero es preciso limitar conscientemente su incidencia en tu vida cotidiana, ya que los reproches son desgastantes emocional e intelectualmente. Es como tener una bocina siempre encendida en el fondo de tu mente. Lo que puedes hacer para identificar este discurso es estar atento a palabras como “peor”, “nunca”, “insuficiente”, o “mediocre” cuando pienses en ti mismo(a). Recuérdate que son pensamientos, no hechos, y ponte a hacer algo relajante.
Busca nuevas perspectivas
Las condiciones subjetivas de la realidad están determinadas por tu actitud: Viktor Frankl se volvió un gran gurú motivacional no porque vendiera muchos libros, sino porque encontró la forma de hacer soportable la existencia en un lugar insoportable como los campos de concentración nazis en la Segunda Guerra Mundial. Primo Levi y Jean Améry también sobrevivieron al lager, pero nunca salieron realmente. Tal vez nadie salga. Sin embargo, la respuesta a nuestras circunstancias concretas rara vez será puesta a prueba de manera tan dramática. Cuando te encuentres pensando “todo está mal” o “nada funciona aquí”, piensa qué es exactamente lo que está mal y lo que no funciona; esto te ayudará a darle dimensión objetiva a tu preocupación subjetiva y a encontrar una solución práctica para ella.
Respirá
¿Sabías que la manera más sencilla de relajarte y disminuir el estrés es ponerle atención a tu respiración? Meditar es básicamente eso: respirar con atención. Ese viejo consejo de contar hasta 10 para no enojarte es inútil si no inspiras y expiras entre cada número: la meta es pasar los 10 segundos concentrándote en tu respiración, a pesar de que otros pensamientos busquen distraerte. Si puedes estar un minuto o dos respirando conscientemente, te encontrarás increíblemente más relajado(a) que cuando comenzaste a contar. Haz la prueba, no pierdes nada: el aire (todavía) es gratis.
Construye un sistema de apoyo (verdaderas “redes sociales”)
“Nadie es una isla”, decía John Donne: es tentador pensar que puedes hacerte cargo de todo a solas, pero para acceder a un grado razonable de tranquilidad en medio de un mar de ocupaciones lo mejor es aprender a delegar y a pedir ayuda. Se trata de identificar a familiares, amigos y colaboradores que pueden convertirse en aliados en momentos de estrés: no se trata de una visión instrumental y mecanicista de la gente, sino de confiar en ellos para algo que te rebasa a ti. Piensa que se siente bien cuando alguien te pide tu opinión para resolver un problema, o simplemente para conocer tu opinión sobre algo que le preocupa. Invertir tiempo y energía en las personas que quieres es una forma de crear verdaderas redes sociales que estén ahí para ti en momentos de dificultad.