El Campo Argentino de Polo fue el lugar perfecto para la reunión de miles de fans de Imagine Dragons de Argentina con sus ídolos en una noche de calor en Buenos Aires en la que no faltó ningún condimento. Si hay algo que sabe hacer esta banda oriunda de Las Vegas, eso es montar un show perfecto: ante un público expectante y emocionado, comandaron un viaje por hits de sus diez años de trayectoria, incluyendo materiales de sus dos últimos trabajos discográficos.
Apenas diez minutos pasadas las 21 hs, el público realizó un silencio expectante y todas las miradas se fijaron sobre el escenario. Se escuchó una voz con un texto que sentaría las bases para el tono filosófico de la noche, invitando a los concurrentes a despertar. Imagine Dragons salió al escenario y arrancó la noche con “My Life”, de la primera entrega de su álbum doble, “Mercury — Act 2,”. Desde el primer momento no dejaron ni una duda sobre el calibre del show que estaban por brindar. Sin pausa le dieron lugar a “Believer”, el hit global del tercer disco de estudio de la banda, Evolve.
El setlist fue una combinación perfecta de los clásicos hits de la banda multipremiada y lanzamientos recientes de su colosal apuesta de álbum en dos entregas con producción del mítico Rick Rubin, “Mercury — Act 1 & 2.” Hubo momentos de particular catarsis en canciones como “Whatever it takes” y en los hits impresionantes de “Radioactive”, “Thunder”, y “Believer”, que son nada más ni nada menos que las tres canciones de rock más exitosas de la década. El frontman Dan Reynolds capitaneó la noche con un carisma y una entrega sin par, dejando el escenario para estar más cerca todavía del público e interactuar con sus fans.
Su último lanzamiento y la gira que lo acompaña los encuentra en un momento de madurez en todo sentido: Imagine Dragons ha consolidado su estilo, llevando su fórmula a la máxima expresión y potenciando lo que los ha convertido en estrellas en todo el mundo, tanto en el estudio como en sus shows. Para cuando sonaron los últimos acordes de “My Life”, Imagine Dragons había dejado todo sobre el escenario, demostrando una vez más por qué son la banda de rock más relevante del momento.