
Iván Noble y compañía redondearon una noche perfecta donde presentaron nuevas canciones y repasaron sus viejos y populares hits.
Exactamente 25 años después de publicar su último disco de estudio, los Caballeros de la Quema se presentaron en el Movistar Arena y afrontaron un desafío que pocas bandas separadas se animan a encarar: no solo revivir viejas canciones de antaño si no crear nuevos temas y ver qué sucede con ellos. Algo así como volver al ring a revalidar los títulos conseguidos. El resultado fue una noche prolija, cargada de emoción y con mucha banca de viejos seguidores, pero con una enorme cantidad de jóvenes que por primera vez vieron al conjunto de Morón nacido hace casi 40 años.



Aunque históricamente – y más ahora- Noble reniega del paso del tiempo en sus canciones, la marca de los años parece tratarlo bastante bien. Sus nuevas composiciones respetan la antigua tradición caballera, sin caer en cliches, representando dignamente una y otra vez aquel mensaje apocalíptico de lo que terminó siendo por sobre lo que alguna vez nos esperanzamos con ser. Esa mezcla de negativismo con su rica experiencia de vida es la columna vertebral de la banda y también del nuevo trabajo discográfico titulado Fiesta de Zombis, del que anoche presentaron varias canciones.
Hits como “Oxidado”, “Todos atrás y dios de nueve”, “Sapo de otro pozo” y “Cuatro de copas” aceitaron un repertorio que cargó con la responsabilidad de bautizar los nuevos temas de una banda que eligió no dormirse en los laureles y exponerse a la crítica de sus fanáticos y de todos los demás. Con el mismo carácter desinteresado de hace treinta y pico de años atrás, sin imitar poses del pasado sino más bien relatando lo cruel y placentero que puede ser envejecer en paz. O no tanto.

