El año pasado, el tatuador australiano Chris Rigoni tenía que tomar una decisión. Podía mantenerse intentando hacer felices a todos, stressandose durante casi 20 horas al día, o empezar a decir que no y centrarse en lo que él quería. Y optó por lo segundo.
Es un riesgo rechazar un trabajo y no hay muchos artistas que puedan darse ese lujo con tanta competencia, incluído el mundo del tatuaje. Así y todo su apuesta funcionó.
La nueva dirección de Rigoni es una mezcla de realismo y el arte neotradicional, con influencias del Japón y el Sudeste asiático. Le encanta la combinación de formas abstractas y colores intensos con ilustraciones realistas y sorpresivos contrastes. También el artista opta por elementos de la naturaleza y el cosmos. Temas que sus clientes ni saben que quieren, hasta que Rigoni los manifiesta.
“El espacio, el universo, la física cuántica, la astrofísica … Si hubiera elegido otro trabajo sería el de astronauta”