Dillom reventó el Luna Park en la presentación de su disco Por cesárea

Foto: @irishsuarez
En la primera edición de un doblete sold out, el rapero argentino teatralizó una lograda función explosiva.

Parece ser el chico del momento. Dillom tiene 23 años y ya arrastra consigo ese aura de elegido. Su último disco, “Por cesárea”, sacudió el 2024 con una historia autobiográfica border y marginal: hard rock, género urbano y rimas raperas mezcladas con baladas en modo hit. Long play concebido a la antigua, sin respetar la nueva tendencia del mercado que obliga a los artistas a publicar de a una canción por turno en busca de estirar los réditos comerciales, el producto ofrecido es compacto y temerario. Con prosa guaranga y sublimes toques mainstream, Dillom arriesga y, al acertar, se consagra. Aclamado por la crítica y por su público devoto, una marea de pibes sub 25 copó el Luna Park en la noche de miércoles pre feriado XXL para gritarle que el rumbo adoptado es el correcto.

La puesta en escena mostró un corazón en el medio del estadio construido con fibras de vidrio, bolsas de arpillera y retazos de lo que pareció ser piel muerta, invitando a una experiencia inmersiva a través del interior de la psiquis del personaje. Emulando a un jilguero de canto podrido, el joven rubio exprimió su cuento dark y nihilista, desembocando en un relato de total interferencia entre femicidio, infancia traumática y amistades truncas. También existieron esperanzas de abrazos y enamoramientos. Las dos caras de una misma moneda, con caída incierta. “Que pedazo de nochón”, resumió el protagonista de una paranoica velada perfecta.

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Los márgenes de lo posible se estiraron hasta la aparición en el escenario de Lali Espósito para interpretar “La carie”. Hubo lugar también para temas de “Post mortem”, la obra iniciática de Dillom, entrelazadas con canciones del mixtape “Ad honorem”, verdaderas declaraciones de principios arrojadas sobre distintas texturas musicales. Himnos modernos como “La primera”, “Pelotuda” y “Ciudad de la paz”, sirvieron para justificar tanta expectativa y multitud congregada en el palacio de los deportes. El final, sombrío. El niño carilindo terminó vaticinando su propia despedida. “Ya tomé una decisión, es hoy”, amenazó. Y sonaron distorsiones de muerte. Por si había quedado alguna duda.

@irishsuarez

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