La historia merecería ir a una sección de policiales o judiciales. Su protagonista es Richard Prince, un fotógrafo y pintor estadounidense de 65 años, que en los últimos meses se ha dedicado a realizar capturas de pantalla de fotos de varios usuarios de Instagram, les agregó algo de texto y las llegó a vender después, en forma de copias impresas, por varios miles de dólares.
Como ejemplo de este robo figura el caso de la usuaria de Instagram Doe Deere. Prince expuso una foto suya en una galería de Nueva York (en la que cuelgan 38 de estas copias usurpadas, impresas en 1,60 x 1,20 y están disponibles para su compra) y llegó a venderla en 90.000 dólares. Sí! Leíste bien, no es un error de tipeo: 90 mil.
Pero esta no es la primera vez que Richard Prince se apropia de material ajeno. Años atrás ya fue llevado a juicio por un caso similar, aunque no hubo cargos contra este “artista del robo” ya que un juez dictaminó que lo que hacía Prince entraba dentro la legalidad al ser arte transformativo.