El tatuador australiano Charley Gerardin domina como pocos el arte de reproducir escenas cinematográficas de culto o, más simplemente, toda la sensualidad de las curvas femeninas. Con un uso característico del blanco y negro, inscribe en el cuerpo obras clásicas como Pulp Fiction o Kill Bill, así como retratos de artistas icónicos como Ian Curtis.
Comentarios Facebook