“Ellos están juntos pero solos”, afirma la fotógrafa con sede en Tahití Helene Havard, quien ha capturado bodas en todas las islas de la Polinesia francesa utilizando un drone. Colocando a las parejas en terrenos infinitos y salvajes, Helene expresa la cercanía y la soledad de estar en el amor. Sus amantes se colocan tomados de la mano, a la deriva en las corrientes azules del mar abierto.
Havard, que trabaja junto a Flying World Pictures, afirma que no hay nada parecido al disparo desde arriba, transformando a los amantes en elementos de la topografía. “Siempre necesité de libertad y la logré sacando a fotos a cielo abierto”, admite Helen. Para la fotógrafa la pareja se une entre sí y disfruta la fantasía, al menos de un instante, de ser las únicas dos personas en la Tierra.