
Se trata de una obra conceptual que engloba géneros como la música club y hace referencia al dramatismo del city pop japonés y a la dulzura de las bandas sonoras de videojuegos.
La multifacética DJ, productora, compositora argentina y residente de la fiesta Polenta, Juana Ruda presentó Formas de declarar la guerra, su tercer disco de estudio. Compuesto por seis piezas, expresa la ruptura y retrata su día a día con sonidos electrónicos mezclados con la canción y está disponible desde el 4 de agosto, en todas las plataformas digitales.
En cuanto a la producción, la artista indicó que lo compuso y grabó sola en el estudio de su casa, salvo dos temas: En Manifesto colaboró Hadita Cuántica y en Un Himno el ft fue junto a Lara Modena. A destacar, la autora recalcó que para llegar a estar satisfecha con el álbum pasó días y noches sumando y descartando ideas.
“Escribo letras como si fueran discursos, que parten de la necesidad de manifestar algo”, expresó la DJ que ejerce desde el 2016 pero comenzó a dar sus primeros pasos como productora en el 2012, al recibir como regalo un launchpad con el que empezó a hacer remixes con, tan solo, 13 años.
Comentó que producía para otras personas, principalmente como beatmaker para raperos pero no se lograba encontrar con el género. Gracias a esa y otras maneras de experimentar lo sonoro, remarcó que terminó de descubrir su propia voz artística cuando comenzó a conectar con la música que pasaba en la “jodita”.
“Me gusta generar puntos de quiebre en la pista de baile. Apelar a emociones fuertes en medio de una canción que podría sonar en un club, jugar con lo que se supone que no debería estar ahí”, además agregó que escribe letras como si fueran discursos, que parten de la necesidad de manifestar algo. Sus álbumes son conceptuales, ya que cree que para que estos discursos tengan mayor efecto tienen que estar enmarcados en un universo sonoro y visual. “Sintetizadores envolventes, baterías firmes, y progresiones de acordes que me hagan sentir algo; eso es a lo que apunto”.
Actualmente es residente de la fiesta Polenta, donde despliega sets enérgicos, atravesados por reggaetón, techno, pop y sonidos latinos con mirada queer y sensibilidad de pista. Varias de sus producciones y álbumes como “Bailando en el volcán” y “La disco gay”, la han llevado a consagrar su identidad artística como electrónica dramática, queer y bailable. Gracias a su búsqueda infinita y sonido autóctono ha llegado a tocar en Lollapalooza Argentina, varios ciclos del interior del país y también en fiestas icónicas como Missa, Delimic, entre otras.
Su versatilidad le permite indagar varios ritmos, generar quiebres inesperados y estados colectivos que atraviesan el cuerpo mediante estilos influenciados por el techno, el house, el city pop japonés, la estética sonora de los videojuegos 2000s y el rock sinfónico. También escribe letras como discursos, y canta sus propios temas.
Forma parte del colectivo S.O.S, un grupo federal de productores nucleados virtualmente, y trabaja junto a artistas como Hadita Cuántica (con quien comparte temas en todos sus discos) y Lucina, quien ilustra el universo visual de sus lanzamientos desde sus inicios. Ha compartido cabina con referentes como Camila Isabel y Viktoria Jauregui, y sueña con colaborar con artistas como Six Sex o componer música para videojuegos.
También, busca expandir los límites de la escena electrónica: desde mezclar géneros sin prejuicios hasta romper con la lógica del cupo y posicionar a las disidencias como protagonistas reales de la fiesta. En la pista, su propuesta es clara: hacer bailar, emocionar y transformar.


