A simple vista, Kaktov (o Joaquín Blengino) parece uno más de los trappers argentos que hoy en día suenan hasta en los colegios: tatuajes por doquier, el pelo pintado de un azul eléctrico y tanto los borcegos como los jeans, salpicados de pintura y bastante rotos, pero sobrados de estilo. Así se presenta Kaktov que con 27 años acaba de firmar un contrato con Mueva Records y Omar Varela para dejar un poco de lado su profesión de tatuador, y meterse de lleno en la escena nacional con un estilo fresco y muy punk.
Nacido en Lanús, cuenta que se mudó una vez por año desde que tiene uso de razón “no me considero de ningún lugar, soy nómade” y que la música estuvo presente en su vida desde que nació “mi viejo es músico, era el tecladista de Alakrán que era una banda de metal bastante conocida de acá y me críe con eso”. En medio de mudanzas por todo el conurbano de Buenos Aires y un padre rockero que “llegó a tocar con Nito Mestre” pasó sus primeros años y poco a poco comenzó a recibir esa herencia musical “me acuerdo que a los 9 años me regalaron una criolla de juguete y lo primero que aprendí a tocar fue Nirvana”.
¿Y el rap? ¿En qué momento aparece?
Lo primero que escuche de hip hop o rap por así decirlo fue con Linkin Park, o Limp Bizkit, y ahí me fue entrando. Pero después a los 12 años empecé a rapear, pero no era lo mismo que ahora. Yo tengo 27 años, no era un fenómeno gigante el freestyle entonces, era más una cosa de juntarme con mis amigos a boludear, pero nada profesional, ni cerca, era más una forma de expresarme. Esto me van a entender todos los que son hijos de músicos, cómo rebelarse ante un viejo músico, era hacer la música menos musical.
Pero el trap en Argentina ni existía en aquél entonces y tampoco el rap se metió de lleno en la vida de Kaktov, aunque sí estuvo en varias bandas de rock, pero para él no era algo serio “no tenía proyecto de nada, era como un poco imitar a mi viejo”. Las vueltas de la vida lo llevaron a tener que vivir un tiempo en la calle, pero un amigo suyo lo rescató, y lo introdujo al arte de tatuar. Allí encontró su nicho y se fue afianzando cada vez más, al punto de reconocer “esto es todo un capricho, porque yo me había consagrado con el tatuaje, vivo del tatuaje hace diez años”.
Venías tatuando hace mucho, en el medio te vas a tatuar a España, pero sacas algunos temas, y ahora apareciste de nuevo en Argentina rompiéndola ¿cómo se dio todo?
Una vuelta estaba volviendo en auto e iba escuchando Pxxr Gvng y pensaba “me encantaría estar arriba de un escenario de vuelta” que ya había estado, pero me encantaría volver a estar arriba de un escenario, haciendo esto y que la gente se cope. Tenía ganas de ser frontman, porque siempre fui guitarrista o bajista. Y ahí empezó el capricho, a partir de ahí empecé a hacer música. Ahí me contactaron con mi productor y grabé un tema que se llama AMEX. Esto fue cuando estaba empezando a pegar, en el 2017, saqué un tema y me fui a España a tatuar. Facu Ballve se vino a tatuar al local y me dijo ‘tenemos que hacer un video, hagámosle a Kongo’ y yo lo odiaba. Filmamos Kongo y cuando llegué al millón no lo podía creer, yo no era nadie, fue un flash. Y me empezó a ir tan bien que me habló mi productor y me dijo te tenes que venir para acá porque está prendido fuego. Y me volví.
Después de volver al país empezó a hacer cada vez más música, incluídas colaboraciones con Ysy A y Duki, hasta llegar a los oídos de Omar Varela con quien hizo Quak Quak que casi lleva 2 millones de views en YouTube “Omar está fascinado, me llama todos los días para decirme ‘che cuando sacamos el punk’ he dormido en Mueva noches y noches cuando no tenía casa, hablando con el chabón”. Reptil Boi es la última creación de Kaktov de la mano de Mueva y Omar, con quienes ya está trabajando formalmente para seguir lanzando material “yo con Mueva tengo un contrato, donde tengo que sacar cierta cantidad de temas por ahí, ya tengo un par de temas grabados y las letras son re jodidas”. Más allá de haber cumplido con una parte de ese capricho, también se detiene a pensar en el lado B de la fama “ahora si me quiero ir del país le tengo que pedir permiso a cinco multinacionales”.
¿Sentís que conectaste con el trap un poco desde tus primeros años del punk? ¿O por dónde le entraste?
Sí, creo que lo único que me gusta del trap es la libertad que tenés para decir lo que quieras y un poco esa forma que tiene de rebelión, aunque la mayoría de los temas digan basura. Es un poco rebelarse contra la música convencional. Eso es lo que me gustó, y la actitud es muy parecida. Pero si me preguntas hoy en día no escucho trap y no curto trap.
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Algo que sí podemos adjudicarle a Kaktov es su capacidad de armar revuelo en las redes, más allá de quizás no ser uno de los grandes nombres de la escena. A principios del año pasado fue protagonista de una campaña de Madness Clothing junto a Cande Tinelli, a quien tatuó varias veces, la cual fue levantada por los medios a modo de “blanqueo” de un romance que nunca existió. Pero la verdadera bomba explotó hace pocas semanas y dentro de la misma movida trapera: Duki y él se cruzaron por historias de Instagram a modo de beef, el cual circuló por todas las redes hasta volverse viral “yo me cago de risa, pero hay algunos que no y ahí está el problema, cuando empieza a volverse algo más”.
Hoy en día la escena del trap y la música urbana en Argentina vive un proceso de expansión y experimentación que permite que aparezcan nuevos sonidos como también nuevos artistas. Siguiendo esta línea, entre los mismos traperos surgió el término new wave, para denominar esta ola de artistas como Kaktov, Dillom, Muerejoven o la RIP Gang que estaban trayendo cosas nuevas a la escena. “La new wave es una palabra que está cancelada, pero si me preguntas por los nuevos artistas que están viniendo con sonidos diferentes a los convencionales me parece que ellos pueden reivindicar el trap, pero es un trabajo jodido”. Más allá de que todo se resolviera, él siente que algo se movió “probablemente algunos se hayan puesto celosos cuando salieron pibes que no los conocía nadie y de repente están haciéndose conocidos, pero es inevitable”.
Reconoce que ser frontman es más de lo que creía “pensé que iba a ser una boludés, porque no sabía” pero también aclara que todavía no llegó al clímax de su proyecto: “todo esto es un plan macabro para terminar haciendo lo que quiero, y que la gente lo escuche si o si”. Entre charlas y entrevistas suelta que puede ser que haya un disco en puerta, pero al rato reconoce ser contradictorio, por lo que esta redacción no se confiaría en soltar la primicia. Kaktov rompe esquemas dentro de un género tan poco esquemático como el trap y viene pisando fuerte desde que llegó, aunque según todavía falta para que lo conozcamos de verdad “en el momento que menos se den cuenta voy a empezar a tirar un mensaje que voy a ser yo de verdad y ahí va a ser cuando me tengas que preguntar ‘qué onda ser la cara de este mensaje?’”