El momento en que nuestros hijos o sobrinos toman por primera vez un lápiz, un crayón, o acuarelas, es imborrable. Sus garabatos nos parecen increíbles obras de arte y los atesoramos para recordar por siempre ese momento.
El canadiense Keith Anderson, quien actualmente vive en Ontario, fue más allá en esto de conservar los dibujos infantiles de su hijo Kai y decidió cubrir su brazo, tatuándose las creaciones que el chiquito hizo durante sus primeros años de vida.
“El primero que me hice fue la margarita, me lo tatué mientras Kai estaba en la guardería”, contó Anderson en una entrevista que reproduce el sitio Bored Panda. “Después volví a hacerlo y me tatué su nombre y la casita, cuanto tenía cuatro años”.
“Hace poco mi hijo vino conmigo e hizo parte del tatuaje él mismo. Le encanta. Que yo sepa, no hay nadie más que se haya tatuado arte infantil original y es muy divertido”. Anderson afirma que la gente le pregunta qué va a hacer cuando se quede sin espacio y él contesta que le pedirá a Kai que haga dibujos más chiquitos.