Mientras Estados Unidos se prepara para la llegada a las salas este fin de semana de Joker, una de las películas del año, la combinación del universo de Batman con una cierta poetización de la violencia ha hecho a algunos recordar el peor terror imaginable en una sala de cine. No en la pantalla, en la sala. La película de Todd Phillips, León de oro en el Festival de Venecia, se estrena envuelta en una polémica que empezó en las redes, pero que en la última semana se ha convertido en una inquietud real con consecuencias reales.
Primero, los antecedentes. El 20 de julio de 2012, un hombre de 23 años acudió a un cine en un centro comercial de Aurora, un suburbio de Denver (Colorado). Iba vestido de camuflaje. La película era El caballero oscuro y era el día del estreno. Cuando se apagaron las luces, el asesino lanzó una a bomba de gas lacrimógeno y empezó a disparar en la sala a oscuras. Mató a 12 personas e hirió a decenas.
El asesino, además, tenía el pelo teñido de rojo fosforito y cara de alucinado. El rumor de que cometió la masacre porque estaba convencido de que era el Joker forma parte de la cultura conspirativa de Internet. El fiscal del caso niega que fuera así. Un psicólogo que lo trató también lo niega. Y, sin embargo, no hay forma de hacer desaparecer la teoría de que el desquiciado que cometió la masacre de Aurora estaba obsesionado con ese personaje. Todos estos antecedentes forman el contexto del estreno de la película de Phillips.
El pasado 24 de septiembre, un grupo de familiares de las víctimas de aquel crimen envió una carta a Warner Bros expresando su preocupación por la temática de Joker. En la película, Joaquin Phoenix hace una interpretación muy celebrada por la crítica del archienemigo de Batman. La historia ha sido entendida por algunos como una visión embellecida de la violencia. Hace solo siete años que la combinación de Batman, violencia estilizada y estreno de cine fue ligada para siempre al terror y el duelo.
“Le pedimos que sea parte del creciente grupo de líderes empresariales que entienden que tienen una responsabilidad de mantener la seguridad de todos”, dice la carta, citada por The Hollywood Reporter. Está dirigida a Ann Sarnoff, presidenta de Warner Bros. “No necesito ver una foto [del asesino]. Me vale con ver una promoción de Joker y ya veo la imagen del asesino”, dijo a esta publicación Sandy Phillips. Su hija Jessica Ghawi, de 24 años, murió en el tiroteo de Aurora. Sandy Phillips fundó un grupo de supervivientes de tiroteos. La carta la firman cinco familias de víctimas de aquel día. “Mi preocupación es que haya una persona ahí fuera, y quién sabe si solo una, que está en el límite, que quiere ser un asesino múltiple, y que se ve animada por esta película. Eso me aterroriza”, dice Sandy Phillips.
Joker ya había provocado comentarios sobre la forma en que relata el descenso a los infiernos del personaje y, para algunos, se regodea en la violencia. Pero la inquietud de estas familias ha elevado esos comentarios a preocupación, a polémica, y a inquietud real en algunos cines. La cadena de salas Landmark advirtió en su web de que no permitirá entrar en los cines con caretas, disfraces o maquillaje del Joker. En Estados Unidos es bastante habitual celebrar los grandes estrenos en los que hay personajes de la cultura popular acudiendo al cine disfrazado. En España, la cadena de cines Cinesa advierte en su página web antes de comprar las entradas que no se puede acceder a la sala con máscaras o armas de juguete.
Warner Bros espera que Joker sea uno de los grandes estrenos del año. Tiene previsto estrenar la película en 4.300 salas en todo Estados Unidos y las estimaciones calculan una taquilla superior a los 80 millones de dólares el primer fin de semana, quizá incluso cerca de la deseada cifra de los 100, según Variety. La web Deadline amplía esas previsiones hasta los 155 millones de dólares.
La polémica persigue a las estrellas de la película según van haciendo promoción de la misma. “Al final es una película sobre un personaje de ficción en un mundo de ficción y esperamos que la gente se la tome como lo que es”, dice Joaquin Phoenix, en una entrevista en la revista Vanity Fair de este mes. “No puedes echar la culpa a las películas por un mundo que está tan jodido que cualquier cosa puede ser un detonante. De eso va un poco la película. No es una llamada a la acción. Como mucho, es una llamada a que la sociedad reflexione sobre sí misma”.
El miércoles, después de la proyección de Joker en el Festival de Cine de Nueva York, el director Todd Phillips se declaró sorprendido por “el nivel de discusión que ha alcanzado en el mundo” este asunto. “¿No es bueno hacer que la violencia tenga implicaciones reales?”, dijo Phillips, citado por Variety. “¿No es algo bueno quitarle a la violencia ese elemento de dibujos animados al que nos hemos hecho tan inmunes? Me ha sorprendido un poco la dirección que ha tomado [la polémica]”, dijo. Y sobre la acusación de irresponsable: “Me parece de hecho muy responsable hacer que [la violencia] se sienta real y con ese peso”.
En los preestrenos de Nueva York y Los Ángeles (la policía de ambas ciudades están en preaviso para este fin de semana), el estudio vetó a la prensa escrita y de televisión de las alfombras rojas para que nadie pudiera hacer preguntas al equipo. Solo fotógrafos. Un portavoz del estudio, preguntado al respecto por Variety, dijo: “Se ha hablado mucho sobre Joker y nos parece que ya es hora de que la gente vea la película”.
Fuente: Diario El País