El artista con sede en Manhattan está trabajando en una serie continua de animaciones que transforman objetos y espacios en jardines salvajes en plena floración. Los clips loopeados están diseñados para “ilustrar cómo la energía de la naturaleza continuará evolucionando, recuperándose y transfiriéndose incluso sin nosotros”, dice Grif. “El concepto de transferencia de energía es uno que está en constante movimiento. La energía se transforma constantemente a nuestro alrededor. Es la primera regla de la termodinámica”.
Ya sea envolviendo una puerta de Berlín o produciendo un rastro de flores en la estela de un skater, cada pieza es una mini-narrativa que tiene sus raíces en un lugar, tiempo o experiencia que el artista quería volver a visitar. “Elegí escenas de mi memoria y cambié ligeramente el entorno para inculcar una sensación de nostalgia por el público, una especie de luz dorada que provoca ese sentimiento de optimismo. A menudo miramos hacia atrás con mucho cariño a los recuerdos, son teñidos de rosa o recubiertos de azúcar o cualquier metáfora que te guste”, dice Grif.
Algunas de las obras que se muestran aquí se presentaron en mayo para Callao City Arts en Madrid, y otras estarán a la vista como parte de una exposición dirigida por Collab en Moscú.