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Siguiendo con nuestro recorrido por Chile, entramos a una nueva galería del Barrio Italia y nos encontramos con el bello local de Alejandra Vila y sus cuidados diseños de sombreros y tocados.
El preciso buen gusto y los toques netamente retro la representan, y nos invitan a querer conocer su historia. Ella, de 31 años, psicóloga, pero siempre ligada al trabajo manual, con facilidad y pasión dio una vuelta de 180 grados a su vida el día que decidió irse detrás de su novio (hoy su marido) a Bélgica, para acompañarlo durante su doctorado. Por cierto, una decisión con final feliz en todos los sentidos.
Contanos como empezó todo este proyecto? Sos psicóloga…
Si, jaja… Soy psicóloga y mientras estudiaba la carrera, como siempre me fue fácil el trabajo manual, empecé a hacer algunas cositas para vender en la Universidad. Hacía collares, llaveros, pinches y todo tipo de accesorios pequeños, y tenía mi clientela. Cada vez me profesionalizaba más y de a poco la cajita donde presentaba las cosas se convertía en maleta, y luego en un puesto donde exponía lo que vendía.
¿Y así hasta titularte?
En realidad cuando estaba en mis últimos años, como no tenía tiempo para instalarme y vender, hice un catálogo con las cosas. Se lo entregaba a mis amigas y ellas vendían mientras yo confeccionaba, siempre con mis propias manos.
¿Y cómo llegaron los sombreros a tu vida?
En el 2008 mi novio arquitecto, que hoy es mi marido, viaja a Bélgica para doctorarse. En el 2010 decidimos casarnos y me voy yo también para allá los dos años que le quedaban, con la idea de hacer un master en psicología. Pero finalmente no fue así. Para entretenerme llevé todos mis materiales y hacía mis cosas y las vendía mientras estudiaba francés. Me puse a trabajar en un mercado de diseño independiente “Micro Marche” en Bruselas. Ahí, había gente de distintos lugares del mundo, presenté mis diseños, y quedé seleccionada. Conocí a Luz Reyes, una maestra sombrerera chilena que vive hace diez años en Bélgica, nos hicimos muy amigas y me invitó a llevar mis productos a la tienda que tenía con su socia para venderlos. Así empezó todo, diseñando pequeñas colecciones. Ella fue viendo el desarrollo de mi trabajo en todo ese tiempo y ya en confianza le pedí que me enseñara la técnica para hacer sombreros y tocados.
¿Y la psicología?
Pasó un año y llegó el momento de tomar la decisión de ejercer mi profesión y seguir con esto como hobby, o dedicarme sólo a esto que me apasiona. Para mí uno tiene que hacer en la vida lo que lo hace feliz, así cambió mi rumbo por completo y acá estoy.
¿Cómo fue tu vuelta a Chile?
Los primeros meses me dediqué a producir colecciones porque si quería poner una tienda era necesario. Partí en una muy pequeña, un poco más alejada del Barrio Italia, y 8 meses después ya me vine para aquí. Tuve que traerme de afuera todos los materiales y elementos porque acá no se consigue nada de eso. Hice cosas pequeñas porque en Chile recién ahora se están animando más, pero por lo general cuesta sacarles el miedo a recibir miradas.
¿Qué influencia te acompañó para el diseño?
Estilo bien europeo, influencia de los años 20′, en donde el sombrero y el tocado eran protagonistas. La idea siempre fue traer esta cosa del pasado pero con toques vanguardistas.
¿Quién compra tus productos?
Es súper relativo, pasa más por tema gusto que por edad. Es muy amplio el público, mujeres de todas las edades que quieren decorar su cabeza con algo distinto.
Con un sinfín de colores, texturas y formas, Alejandra invita a la mujer chilena a sumergirse en su creatividad animándose cada día a más. Increíble variedad y perfecta terminación, son la clave para que cada uno de sus productos se destaque en este nuevo circuito de diseño chileno.
Vicky Vidal
#historiasenchile
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