La innovadora iniciativa se originó hace un tiempo en Gran Bretaña, adonde se pensó cómo sus más de 10 millones de fumadores podrían contribuir con el medio ambiente desde su hábito adictivo. Dado que las colillas de los cigarrillos son el componente Nº1 de la basura humana, al haberse prohibido fumar en bares y edificios públicos, los fumadores deben hacerlo en espacios abiertos, aumentando la contaminación.
Las colillas normales, compuestas de monoacetato (un material sintético), tardan alrededor de 15 años en degradarse, por eso se pensó en reemplazarlos por filtros biodegradables con un contenido de semillas de flores silvestres, que brotan y florecen cuando el filtro se degrada, en el plazo de un mes. Según el estado del tiempo y la meteorología, durante ese plazo se produciría la degradación del filtro, el brote de la semilla y su floración, con lo cual, el porcentaje de contaminación sería “0″ al final del proceso. Diferentes empresas ya adoptaron la idea e incluso la empresa “Green Butts” comercializa solo los filtros para los que prefieran armarse sus propios cigarrillos con tabaco de liar.
La especie floral elegida en este caso, por ser especie endémica, ha sido la flor copo de nieve (snowdrop flower), un arbusto caducifolio que puede llegar a los 4-5 metros de altura, que genera flores blancas de entre 4 y 11 centímetros. Se cree que, de extenderse esta tendencia, se adoptará una especie endémica de la región de comercialización de los filtros y cigarrillos.
Esto no hará más saludable el fumar, pero al menos reducirá el impacto ambiental haciendo que los restos dejados por los fumadores ayude a sumar belleza a los espacios al aire libre.
