Con acento francés

Unas cincuenta lucecitas cuelgan de vereda a vereda en esta pequeña calle bien parisina en pleno corazón de Recoleta. Estoy en Francisco de Vitoria al 2300, a sólo dos cuadras de la emblemática Biblioteca Nacional y la Plaza Mitre, que fue donde hace casi dos décadas se gestó Florencio, este se gestó hace casi dos décadas este sueño que se llama Florencio, un adorado bistró y patisserie que hoy cumple 11 años, y vaya si no es motivo para celebrar y cortar la calle!!!

Florencio bistro patisserie fiesta recoleta Maria Laura DAloisio

Más allá de la energía que puede generar cualquier festejo, la de hoy es especial. O son los exquisitos Campari o gin tonic que voy degustando mientras me encuentro con muchos amigos, o justamente es la buena vibra de la gente que hoy se reúne a celebrar el aniversario de este lugar de ensueño, y que su creadora María Laura D’Aloisio, una verdadera apasionada por la cocina, describe con tanto amor y admiración.

¿Cómo surgió la idea de crear Florencio y por qué el nombre?
La idea surgió hace más de 20 años. Siempre supe en mi alma que quería ser cocinera, pero mi papá tano me dijo “Si no vas a la facultad, te mato”  por lo que empecé a estudiar turismo. No había internet, no había nada. Y venía seguido a la Biblioteca Nacional. Cuando salía embotada de estar estudiando, me venía con los libros acá, a la placita Mitre. Y yo decía “El día que tenga algo, lo voy a tener acá adentro”. Ya pasaron casi 20 años. Florencio es mi bisabuelo por parte de mi madre, a quien yo aprendí a amar por todo lo que mi mamá me contaba que vivía con ella. Y el día que tuve que elegir un nombre para mi lugar, le puse su nombre porque me cerraba por todos lados. Es un nombre que tiene fuerza, que me representa. Era de Lombardía, del norte de Italia. Un tipo alucinante, ultra mega avanzado para su época, era un genio, y por eso Florencio.

¿Y cómo fue que te decidiste a estudiar turismo?
En mi familia son todos farmacéuticos, abogados. En ese momento no había la diversidad de carreras que hay ahora, y turismo era lo que más me cerraba. La hotelería, el turismo, la administración, era lo que más me cerraba.

¿Y tenías idea de lo que era la cocina en sí…?
Siempre! O sea, mi primera tarta de puerros la hice sola a los 7 años, puerros y jamón. La llamé a mamá para que me prenda el horno, cuando tenía la tarta lista para meterla. Siento que es un privilegio saber qué querés ser cuándo seas grande, de tan chica.

En loqueva.com nos encanta conocer historias, de esas personas que lograron concretar sus sueños, a quienes la pasión les cambió la vida. ¿Vos te das cuenta que finalmente fue la pasión la que ganó?
Mirá todos los pronósticos eran “Te vas a fundir”, “Te va a ir mal”, “Nadie te va a encontrar” … Y yo sentía en el alma una tranquilidad! Porque yo no soy una fábrica de comida. No uso aditivos, no uso colorantes, no uso conservantes, porque no me interesa. Porque mi cocina es auténtica, es honesta, es confortable y es restauradora de almas y de panzas. Y el barrio me recibió muy bien. El primer año estaba sola, te cocinaba, te cobraba, baldeaba la vereda. Y hoy tengo siete empleados que forman un equipazo, que me acompañan, y me apoyan y están, y me permiten hacer otras cosas también. Y Florencio viene a ser el bunker de todo lo otro. Hacemos eventos, hacemos fiestas… es el corazón, es mi alma, para todo el resto de las cosas.

“Mi cocina es auténtica, es honesta, es confortable y es restauradora de almas y de panzas”

¿Cuál es el secreto para haberse mantenido durante tantos años a pesar de tantas crisis en el país?
Estar. Estar en el local, para mí es fundamental. O sea, la gente que me ve en la tele, que me ve en las revistas, por ahí se imagina que yo tengo chofer, secretaria… y no pueden creer cuando vienen acá, que les sirvo el café. O me ven amasando, haciendo un torta o asando un cordero. Lo que más amo hacer es cocinar. Creo que el amor se transmite y tengo esa posibilidad con la cocina, transmitir amor todo el tiempo. Y la gente lo percibe. Porque no viene cualquier persona a Florencio. Florencio es más que satisfacer una necesidad primaria que es comer. Es muchísimo más que eso. No hay internet, no va a haber nunca wi-fi, no va a haber nunca.  La gente viene a leer un libro, viene a charlar con un amigo, a quedarse el tiempo que quiera quedarse.

“En Florencio no hay internet, nunca va a haber wi-fi. La gente viene a leer un libro, viene a charlar con un amigo, a quedarse el tiempo que quiera”.

¿Qué música suena en Florencio?
Música tranquila. Hay momentos de clásica, que aparecen los destellos de Chopin con sus nocturnos, hay destellos de jazz, que lo amo. A veces, rock and roll, en alguna nochecita. Todo está en armonía. Bajás el escalón y entrás a un lugar que desconecta. No hay colectivos, vas a ver gente divina, vas a ver personas paseando el perro, es como que no sentís estar en Buenos Aires acá.

¿Qué vibra se siente al estar en una calle tan parisina?
Yo amo París. Y me gustaría contarle con todo mi corazón el significado de la palabra restaurant, que tal vez muchos no lo sepan. Un señor que era panadero, hace muchísimos años, decide armar su propio lugar de comidas en Champ Elysees. Hacía sopas, hacía guisos, pan, comida “pulenta”. Hacía todo él y estaba su alma en esos platos. Y pone un cartel en la puerta que decía “Entren aquí todos los que necesiten ser restaurados”. De ahí es la palabra restaurant, restaurar, restaurante. Y Florencio tiene esa relación con París también. Y la magia es esa. Hablo con los clientes, sé cómo quiere cada cosa cada uno, y si fuese más grande yo no lo sabría. No conocería las caras, ni los gustos, ni podría hablar, ni nada de eso.

O sea, que a muchos les decís el famoso “Lo de siempre?”…
Por supuesto, o ellos dicen “lo de siempre!”, hay cuenta, doy fiado. O me pagan por adelantado todo el mes,  para no pagar cada vez, o sea, es re contra atípico a todo.

¿En qué horarios podemos venir a Florencio?
De lunes a sábados de 9 a 20 y damos cenas con estricta reserva los miércoles y viernes que son un flash! Tiene un menú especial.  Voy a comprar cosas copadas, y lo que consigo es lo que voy a servir esa noche. Siempre hay varias opciones, y la gente siempre está esperando con qué lo voy a sorprender y eso es lo mejor que me puede pasar!

¿Cuál es el plato que decís “Esto es #loqueva!”?
Es muy difícil porque todo lo que hay en Florencio, es lo que me encantaría encontrar en algún lugar. Florencio nunca cierra la cocina. Por ahí te pasa que vas a algún lugar y está cerrada la cocina. Y si vos tenés amor, le hacés un omelette, le hacés unos huevos revueltos con jamón y ya fue. Acá no existe cerró la cocina. En Florencio te comés un guiso de lentejas tremendo hecho con todo mi amor, a las 6 de la tarde; porque por ahí no tenés ganas de comerte un tostado. No te voy a imponer lo que tenés que comer. O un paté con unos quesos, con un pesto de uvas “que no puede más!”. El paté es muy emblemático, mi cheesecake es muy emblemática, mi pastelería es muy marcada, porque amo la panadería y la pastelería. Soy eternamente feliz en Florencio y todo el equipo que me acompaña es muy feliz y todo eso se transmite.

¿Y para vos qué es #loqueva?
Te voy a contar cómo mido la felicidad  o cómo la vivo en mi vida. Y creo que la felicidad es la capacidad, para mi vida, de llenarte de detalles. La felicidad es la capacidad de poder disfrutar de una manzana deliciosa, o de un puro, o de un whisky añejado, de hace 40 años en una barrica en Francia. Por eso el lujo para mí es alcanzable: Tomarme un café importado illy de Italia, servirme un whisky y disfrutarlo. Para mí esa es la felicidad. Siempre se asocia el lujo a un Mercedes Benz, un Rolls Royce, un anillo de diamantes y brillantes. Y por ahí hay lujos más alcanzables y disfrutar de esos detalles es #loqueva.

Por Alejandro Stavrinakis
Fotos: Gon De Fazio
Gracias Rocky POPPIG Victoria Tolomei (Curadora del evento)

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