Aunque la fotógrafa holandesa Scarlett Hooft Graafland se inspira en la “extrañeza” inherente del paisaje natural, no hay nada natural en sus imágenes perfectamente compuestas y cuidadosamente coreografiadas. La artista ha recorrido el mundo para hacer su trabajo, visitando desde el desierto de sal de Bolivia hasta Madagascar, el Ártico canadiense, la isla de Madagascar y las islas del Pacífico Sur de Vanuatu. Lo que une sus respuestas a estos lugares lejanos es el blues brillante que brota de manera audaz, y la colocación de elementos fuera de lugar en entornos aparentemente intactos.
En una imagen, por ejemplo, vemos una alfombra con una impresión geométrica que hace eco del agrietado suelo inmenso del desierto. En otro, un trío de mujeres que usan burkas caminan por una playa desierta, cada una con un largo globo blanco metido debajo de sus brazos. De alguna manera, logra alejarse de la comedia a través de su presentación surrealista y bastante hermosa.
“Lo que me empuja a explorar lugares remotos es mi nostalgia por las regiones que todavía son completamente naturales. Lugares que están intactos, donde los seres humanos apenas han intervenido”, dice Hooft Graafland. “Estoy fascinada por cómo la gente se las arregla para sobrevivir y sobrevivir a pesar de las circunstancias que a menudo son ásperas y rigurosas”.
