Pocos lugares en Buenos Aires tienen el encanto, la calidez y, sobre todo, tan exquisita carta de tragos como Milion. El clásico bar y restaurant ubicado en una vieja mansión de Paraná y Santa Fe continúa de festejo por sus 15 años de vida, y una gran manera de seguir celebrando fue la reedición de su clásico ciclo “Pase y cierre la puerta” con idea y producción de Juan Ignacio Retamal. En este tercer capítulo, 8 cuartos de la casona en sus diversas plantas, se invadieron de arte, música, movimiento y sexo.
¿De qué se trata “Pase y cierre la puerta”?
“Pase y cierre la puerta” es una idea y producción mía que comenzó el año pasado. Soy egresado del Conservatorio de Arte Dramático pero siempre tuve amigos en distintas disciplinas entendiendo que cada uno, con diferentes herramientas, intentaba expresar lo mismo. Después de trabajar por separado con artistas (actores, directores, diseñadores de indumentaria, plásticos, fotógrafos, músicos, bailarines…) pensé en cómo unirlos para generar un espacio, en el que mediante un dispositivo en distintas habitaciones de la mansión donde alguna vez vivió la familia Alemand, el público pudiera conectarse y explorar micro universos con propuestas múltiples y diferentes entre sí. En el ingreso, el visitante recibe un mapa que señala las puertas de cada uno de los cuartos, que están intervenidos por diferentes artistas, y ellos deciden cuál abrir generando su propio recorrido.
¿Qué reacciones de la gente te sorprendieron? ¿En qué habitación?
Lo que más me sorprende es que no sólo es una experiencia para el público, sino que para los artistas que trabajan directamente con una persona, también lo es. Y con diferentes formas, técnicas e instrumentos se comunican, rompiendo un poco la distancia que en el teatro, por ejemplo, lo pone el escenario y la estructura. En el proceso de llamar y proponerles el espacio hay algo muy lindo que sucede, que tiene ver que con que cada uno tiene una mirada propia del mundo. Y más allá de que, como son diferentes disciplinas, el público también lo es, entonces lo gustos son muy variados. Pero cada espacio algo cuenta, hay trabajo, obsesión, excentricismo, amor por lo que hacen…
Esta fue la primera vez que se utilizó el tercer piso con una microobra de teatro que tenía funciones cada 15 minutos y un atractivo muy particular desde su nombre “Cabaret Azul, Porno Gaucho”. El baño y la vidriera son siempre espacios que me parecen muy atractivos. El contacto con el afuera y el encierro… Y otro con la intimidad del mismísimo baño.
¿Cuál es el balance que hacés de este capítulo 3 y cuál ha sido la evolución del ciclo desde su comienzo?
Lo que creció tiene que ver con el equipo y la organización. Este fue el primer capítulo en el que había personas trabajando para que la máquina funcione más allá de los artistas, conteniéndolos durante las 3 horas que dura el ciclo, la previa y el después… Un esbozo de lo que tiene que suceder con la logística, ya que siempre viene mucha gente y el espacio tiene capacidad limitada. Más allá de lo interesante de las propuestas o lo reconocidos que pueden ser alguno de los artistas, la entrada es libre y lo puede ver todo el mundo. Pero eso me alegra… Ver un equipo en el que todos disfrutan de lo que están haciendo, cada uno en su rol. La idea es que cada capítulo es único e irrepetible por lo cual el 4 será con otras propuestas y otros artistas.
¿Por qué #loqueva es cerrar la puerta?
Cerrar la puerta es #loqueva porque es a puertas cerradas donde podemos ser nosotros mismos.
Albertina Carri es una prestigiosa Directora de cine, con ella me encuentro rodeado de humo y en penumbras, en el baño de Milion, la habitación 3 de este capítulo de “Pase y cierre la puerta”. Con el ruido de los proyectores de 16 mm, mezclado con la música de los distintos cuartos, de fondo, me cuenta sobre su inspiración para esta “instalación” que realiza junto a Ernesto Baca.
“Inspiración ninguna, vengo coleccionando películas porno hace tiempo y me gusto la idea poder proyectar analógico, 16 mm, cosas perdidas que las voy encontrando por ahí, me las van regalando, poner en escena pornografía de la época en la que estaba prohibida”, me cuenta Albertina.
¿Son películas porno de los ’30 y 40’, no?
Estas películas son de 1940 aproximadamente, pero igual no se sabe nunca. El porno anterior a los ´70 no tenés nunca en claro ni de dónde es, ni exactamente el año. Por peinados, estampados, podés sacar conclusiones, pero no tiene firma porque era clandestino.
En el baño hay dos proyectores de 16 mm, una compu y un proyector de iPhone, que permite reflejar las películas porno en paredes, rostros, ropas.
Cuál es la impresión cuando entra la gente?
Al principio les da un poco de timidez, después entran, se copan y se quedan. No saben muy bien adonde mirar porque son múltiples proyecciones.
Y la elección del baño, como uno de los lugares del pase y cierre la puerta?
Y bueno, me parece que el porno es el baño. De hecho vino alguien que me dijo “Yo en este baño cogí”
En el cuarto 6 de Milion me encuentro bailando con Julián Bass, a cargo de “Mascarada Capuleto”, la fiesta de máscaras de los Capuleto. Para ingresar tuve que cumplir el dress code y debí ponerme una máscara.
“Este es el baile de máscaras de la familia Capuleto, en el cual se conocieron Romeo y Julieta, aunque en una versión más hip-hopera y gangster. A la fiesta están invitados todos, solo tienen que ingresar con una máscara, y serán testigos de algunas situaciones: el momento en que se conocen, hay peleas, hay coreografías, hay situaciones de café concert, hay una barra donde la gente puede tomar tragos de Gancia. Es una instalación en la que intentamos hacer real este baile de máscaras y con la gente como invitada”, me cuenta Julián sin parar de bailar.
Y qué sucede con los que ingresan al cuarto y cierran la puerta?
La gente se compenetra con la fiesta, se divierte, y es parte de este baile de los Capuleto.
En el cuarto número 2, siete chongos musculosos bailan en cuero música funk carioca, tropical bass, trap pop y electrónica, dirigidos por Silvio Lang. El calor, la transpiración y los movimientos sexies reinan en “Aprender un cuerpo”
“Se trata de pasarle al otro una manera de ser, una manera de ser en el movimiento, un gesto, una forma de ser en el cuerpo. Se intenta que el espectador aprenda un cuerpo de forma inmediata, aprenda una manera de moverse del otro”, afirma Lang.
¿Que entre en una sinergia?
Si, que haya una conexión. También hay un plus de gozar, de erotismo entre el performer y el espectador.