Buenos Aires no sólo es linda por sus calles, sus edificios, sus negocios y su gente. (O sea, nosotros). Pese a que las quejas sobre la frecuencia horaria continúan (¿Y quién dijo que a los argentinos no nos gusta quejarnos?) las estaciones de subterráneos desde hace un tiempo están cambiando su aspecto.
Descubrí las estaciones de subte más increíbles del mundo
En el marco de una renovación integral de la Línea E, se ornamentaron 13 de sus estaciones, con el objetivo de incrementar el patrimonio cultural del subte y que este arte pueda ser disfrutado por los 100 mil usuarios que la transitan diariamente.
En total, se realizaron 36 obras, entre cerámicos, murales y cuadros, que recorren la línea desde Bolívar, en pleno centro porteño, hasta Plaza de los Virreyes, en el barrio de Flores.
“Estas obras ayudan a cambiar el aspecto de las estaciones, con representaciones variadas que integran el arte a un ambiente urbano como el subte, por el que transitan miles de pasajeros todos los días”, contó la Gerente Corporativa y Comercial de SBASE, Verónica López Quesada.
Las nuevas ornamentaciones incluyen diferente estilos, entre murales abstractos y homenajes que recuperan temas de la cultura nacional como paisajes campestres, la vida de los pueblos originarios y el viejo tranvía, entre otros.
A su vez, se suman a los murales cerámicos de reconocidos artistas como los de Antonio Seguí, Primaldo Mónaco, Alfredo Guido y Ottó Durá.
Tres estaciones de la línea E se convirtieron en espacios de homenaje permanente. Así, en San José, Julia Garibaldi reprodujo escenas de la película Moebius en forma de historieta. En José M. Moreno, Darío Zanna se inspiró en la marca distintiva del tranvía histórico de Caballito para pintar sus cuadros, y Carlos Benvenuto realizó un mural en homenaje al sobrino del célebre secretario de la Primera Junta, que lleva el nombre de la estación. Asimismo, en Boedo, un barrio atravesado por el 2×4 que le da nombre a la estación, Pedro Cuevas realizó una obra en homenaje a Homero Manzi y Aníbal Troilo.
Por otro lado, el paisaje se volvió abstracto a lo largo de las estaciones Bolívar, Belgrano y General Urquiza, con intervenciones de Juan Hoff, Mariano Ferrante y Emilio Fatuzzo respectivamente.
A su vez, en Jujuy, Juan Danna realizó una representación de los paisajes del norte argentino, su gente y sus costumbres, y en Pichincha, Federico Minuchín plasmó una obra hecha con esténcils, apelando al imaginario de los años 50 y 60.
Por su parte, Marina Tórtola tomó como punto de partida el interior de la Tierra para ornamentar Avenida La Plata, y Patricia Di Loreto invita a repensar el valor de los encuentros y la solidaridad en un ámbito urbano con sus cuadros en Emilio Mitre.
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Además, en Medalla Milagrosa, el artista Jorge Martorell intervino la estación con once obras de temática religiosa realizadas con vino tinto, y un cuadro de Alexis Minkiewicz evoca eventos históricos como La Patagonia Rebelde, la huelga en los talleres Vasena y otras manifestaciones sindicales.
Mariana Savaso integró un paisaje campestre en la estación Varela, mediante pinturas e imágenes de la naturaleza, y, para finalizar, en la cabecera sur de la línea, Plaza de los Virreyes, Mariano Rodríguez Cevallos realizó un mural en las paredes del andén, donde representa la idea de movimiento a través del retrato de un hombre y una mujer yendo a trabajar.