Cuando a una persona le dicen que está hecha de buena madera, es para sentirse orgulloso. Y no es para menos, la metáfora apela a unos de los materiales más nobles de la naturaleza. Y justamente fue la madera, la buena madera, la que unió a Maca Abente (Macs) y Cristian Silva (Catu). Dos amigos apasionados por lo que hacen. Amantes del surf, del arte, de lo sustentable, de la buena vibra. Como nadie, transmiten lo que se siente al correr una ola, al pintar una tabla, al hacer lo que realmente quieren. Y dígannos, si eso no es #loqueva
¿Macs cuánto tiempo hace que te dedicás al arte?
Desde los 3. Pero dedicarme en serio, puedo decir que desde hace unos 10 años.
¿Normalmente que técnica utilizás?
Mucho acrílico y mucho dibujo a mano alzada, hago un poco de tipografía. Pero mucho rotring con hoja blanca o murales en grandes escalas, en los que uso acrílico y aerosol.
¿Y cómo te llega la convocatoria para intervenir estas tablas?
Primero porque ya estuve en la edición anterior de Boards and Art, con Element haciendo unas tablas y me volvieron a contactar, porque la marca ahora está con Billabong acá en Argentina. Hicimos una propuesta en conjunto con Catu Silva, que es el creador de Woodhead, que hace tablas de madera y muebles. Y bueno, como tenemos muy buena onda, decidimos hacer una propuesta conjunta. El las hace y yo las intervengo en el momento.
¿Cuál es tu conexión con el mar?
Ya de por si me gusta el deporte extremo y lo practico. Y creo que si alguien no tiene conexión con el mar es porque tiene algún problema.
Podría ser miedo…
Bueno, el miedo es una conexión, quieras o no.
O sea que surfeás…
Si, muy amateur. Me gusta el longboard, un poco de skate, muy básico. Pero ando en longboard un montón. Me gustan todos los deportes de tabla. Me gusta el deporte en sí.
¿Y cómo se “surfea” Buenos Aires?
Se surfea con muchos obstáculos. Pero tiene un color lindo el agua de Buenos Aires. Por más que este muy contaminada, hablando metafóricamente, creo que a veces se puede entrever un poco de azul.
¿A qué te dedicás en paralelo al arte?
Estoy produciendo en indie folks , acabamos de terminar el Music Wins Festival, que fue una odisea de 4 o 5 meses al palo. Remándola ante cualquier adversidad, desde pagarle a los artistas, conseguir sponsors, producir cosas con muy bajo presupuesto y enfrentarnos a un gigante de 20 mil personas en dos días, con 27 bandas en vivo, 3 escenarios al mismo tiempo. Un equipo muy humilde de 6 personas, que la verdad lo digo y me emociono, el festival se hizo con mucho amor. Hoy estamos muy emocionados, la crítica fue excelente. Nadie esperaba esa organización. Y el arte está muy conectado con esa tarea, puse mi estampa en lo que es indie folks para el festival.
Sentís que vas por el lado de tu pasión, que lograste concretar tus sueños?
Si, totalmente!! Creo que todos en la vida tenemos un momento de decisiones , para donde voy a ir. Momentos de introspección, de ser sincero con uno mismo y yo decidí que quería vivir de eso por más que sea difícil. Y de a poco vas encontrando maneras de poder expresarte y no sufrir. O sea no “cagarme de hambre” como dice el lema del artista. Igual siempre desde chica hice lo que quería hacer. Soy capricorniana, no me importa la manera de llegar, me gusta alcanzar el objetivo, y el objetivo es ser feliz y hacer lo que uno quiere.
¿Qué es #loqueva?
Lo que va es ser sincero siempre con uno mismo y buscar ser completo en todos los aspectos.
Catu cómo empezó este sueño, hoy ya una realidad, de crear Woodhead?
Comencé hace 3 años con un taller de carpintería. En verdad fue una improvisación para hacer algo con mis manos, de tomar herramientas, de encontrar maderas por las calles y empezar. Empezar a hacer cosas. Mi primera motivación fue la de hacer algo con lo que ya hay, hacer algo distinto, cambiarlo. Lo primero que trabajé fue la madera, porque es un material más noble, que te da más elasticidad para probar, te permite equivocarte. Y lo que yo quería era poder equivocarme y que nadie me juzgue por eso. Arranqué haciendo muebles, un carpintero me enseñó un par de técnicas. Me encontré un tallercito, me compré herramientas, y empecé de a poco a tomar pedidos, siempre usando material reciclado, maderas de demolición, chapas, hierros que encontraba por la calle. Hasta que vi estas tablas de madera que se llaman alaias. Me gusta mucho el deporte, principalmente el surf, pero nunca me había podido meter de alguna manera en la industria, más que disfrutarlo y viajar. Cuando vi las alaias, me llamaron la atención por la forma de usarlas, es volver a los orígenes, es volver a hacerlo vos, a irte de lo seriado, algo más artesanal. Esa fue mi motivación, para hacer algo con mis manos, de que lo que hago me hace bien a mí, pero también es para otro. Investigue cómo se hacían, me bajé un manual de internet, encontré que la madera es de un árbol que se llama Kiri, que se planta en Misiones, o sea, es la mejor madera para el agua salada, porque es liviana, flexible, y no absorbe el agua salada. Eso también me motivó, “vamos a hacerlas acá”, dije. Me mandé, compré herramientas, y así empecé de a poquito, probé hacer una, probé hacer otra, hablé con amigos que surfean mejor que yo para que las prueben, y sobre esa experiencia desarrollé lo que hoy en día, lleva un año, año y medio de un proceso lento pero que para mí es totalmente satisfactorio, lo hago por placer.
Ahí dejaste los muebles por el surf…
No, los muebles los sigo haciendo. Tengo mi taller separado, en un sector fabrico muebles y en otro hago tablas. Se llama Woodhead porque fue un emprendimiento que nace de mí. Los muebles son un proceso que hago desde una idea, y los materiales que tengo, y es un mueble que termina siendo algo único, que no lo repito, que no busco seriarlo. Lo de las tablas es otra cosa porque, uno repite un modelo, pero es un proceso que busco hacer para satisfacción propia, no para hacer 60 tablas en un mes.
¿Cuál es el balance que hacés como emprendimiento de las tablas?
Esto todavía está naciendo, le estoy dando forma. Hoy en día estar acá en Boards and Art es una oportunidad muy grande porque me da una exposición que yo no tenía y tampoco busqué, porque no tengo la capacidad de producir y salir a hacer. Y siento que es un proceso que se va a ir dando más naturalmente, no lo quiero forzar, quiero que se desenvuelva de la forma y en los tiempos que tiene que ser. Porque esto lo hago para divertirme para pasarla bien.
¿Cómo es la elaboración de la tabla?
La elaboración es sencilla, en cierta forma. Se encolan tres tablas de esta madera, se prensan y se dejan secando un día. Sobre esa tabla se dibuja un “outline”, y con una caladora se le da la forma, y a partir de ahí es trabajo a mano, de cepillado y lijado. Vas cepillando los cantos, vas cepillando el “nose”, el “tail”, que son parte de la tabla. Insisto, yo no soy un “shaper”, un técnico del surf, yo estoy aprendiendo, estoy experimentando a ver qué es lo que pasa. Estuve de viaje hace poco en Estados Unidos, las probé, me respondieron, me paré, agarré olas, que para mí eso ya es un montón. Y volviendo a la elaboración, después del lijado, son 6 o 7 manos de laca, se queda secando un día, lija, laca, y eso es lo que hace que la madera no absorba el agua.
O sea, que en total cuánto tiempo te lleva hacer una tabla?
Calcula que una semana, 10 días, depende de cuantas manos de laca le dé.
Y con respecto a Boards and art como llega esta linda dupla con Macs?
Con Macs nos conocimos hace un tiempo. Ella me encargó un mueble, y ahí nos hicimos amigos. Yo vi los trabajos que hacía, sus exposiciones, surgió la idea de hacer propuestas en conjunto, organizamos en mi taller un evento que se llama Wood Garden, donde convocamos a artistas y bandas, que estuvo bastante interesante. Trabajé con ella para la producción del Music Wins Festival, donde hice carteles y muebles. Y lo que surgió es una sinergia de trabajo en conjunto. Y así nos contrató Billabong y la gente de Corona para hacer unos eventos y activaciones que están haciendo con los Sunsets y la verdad que surgió una gran relación de trabajo y amistad.
Y yendo puntualmente al surf, para quien nunca lo practicó, quiero que me cuentes la sensación de correr una ola.
Para quien nunca surfeó, el surf es algo espectacular. Es una sensación que no la vas a sentir en otro deporte. Es algo que está muy thrillado y lo escuchás en muchas entrevistas, pero estar en el agua, corriendo una ola arriba de una tabla, con una energía que viene viajando de miles y miles de kilómetros, te saca una sonrisa que no te la saca otra cosa. Y es algo que uno lo tiene que vivir y experimentar.
Con tu sonrisa y por cómo se te ilumina la cara, lo transmitís…
Bueno, entonces se puede llegar a transmitir. Y no hay que ser ni bueno, ni experimentado, ni creerse que uno es más grande o más chico, o no tiene la capacidad física para hacerlo porque parte de mi motivación de arrancar con estas tablas fue plantearme que no necesito ser ningún pro para disfrutar del mar. Puedo meterme y barrenar con una mano, con manoplas, con patas de rana, con una tabla de surf, con un bodybaord, con lo que sea, con estar dentro del agua uno ya lo disfruta.
Le preguntaba a Macs cómo se “surfea” Buenos Aires…
Buenos Aires.. jajaja .. Se surfea bien cuando uno le gusta lo que hace. Cuando uno le gusta lo que hace puede estar bien acá, en San francisco o Australia. El lugar no es importante.
En loqueva nos gusta contar historias, de aquellos que concretan sus sueños, sentís que tu pasión va por acá, que estás cumpliendo lo que soñaste?
Totalmente, totalmente! Yo hace un año atrás estaba trabajando en una oficina 8 horas por día, y esto no fue de un día para otro. Fue algo que dejé que crezca adentro mío y afuera. Hasta que pude tomar la decisión tranquilo de “esto es lo que me gusta, esto es lo que puedo hacer”. No sé si es algo eterno, pero es lo que me llena hoy, y lo que importa ahora, es lo que me pasa ahora, entonces lo disfruto. Lo disfruto y para mí es un sueño poder estar viviendo de esto, mantenerme, y con toda la apertura y expectativa de ver qué es lo que pasa. Hay mucho por venir.
¿Qué es #loqueva?
Lo que va es seguir lo que a uno le hace bien. Así de sencillo.
Por Alejandro Stavrinakis
Fotos: Manu Padilla